Japón nos descubrió el obulato, una lámina transparente de almidón de patata que empleamos por primera vez en 2004. En este caso lo utilizamos pintado, como si de un velo se tratara, para crear láminas doradas comestibles. El plato rendía tributo a Fulvio Pierangelini, cocinero italiano al que el congreso Lo mejor de la gastronomía homenajeó en el año 2005. Hoy en día nuestro equipo de I+D sigue utilizando el obulato como recurso en sus creaciones.

Ver "Ensayo para la amistad: vieira dorada con flores de hinojo escarchadas, dados de manzana y una interpretación libre sobre la mortadela"