Cookieen kustomizazioa

Cookies Analytics

Webgune honek hirugarrenen cookieak erabiltzen ditu erabiltzaile kopurua zenbatzeko eta eskainitako zerbitzuari ematen zaion erabileraren neurketa eta azterketa estatistikoa egin ahal izateko. Horretarako, gure webgunean zure nabigazioa aztertu egiten da, eskaintzen ditugun produktu edo zerbitzuen eskaintza hobetze aldera, Google Anlytics cookiearen bidez.

Jokabidezko publizitate cookieak

Guk edo hirugarrenek tratatu ditzakegun cookieak erabiltzen ditugu. Interneten dituzun nabigazio ohiturak aztertu ditzakegu, zure profilarekin erlazionatutako publizitatea erakusteko.

Ezagutu Mugaritz

I + D

Comer contradicción para aflorar preguntas y carcajadas

2005/02/03

Qué mejor manera de afrontar algo nuevo que con humor, curiosidad y expectación.

Mugaritz juega con quienes quieren jugar con Mugaritz. Juega con los de casa, retándoles a endurecer patatas y ablandar piedras. Juega también con quienes se acercan a comer cantos rodados que bien podrían haber salido de los riachuelos que rodean el caserío y que desde 2005 son una tradición en nuestra casa.

Para que masticar piedras fuera posible hubo que recorrer primero miles de kilómetros: la inspiración provino de un viaje a Perú que el equipo de Mugaritz realizó en 2005 y durante el cual conoció la tunta, una elaboración prehispánica de los pueblos andinos para conservar las patatas y calmar con ellas el hambre en tiempos de escasez. Las patatas se sumergían en un torrente de agua a lo largo de un día y se dejaban secar al sol durante otro más. Cuando los alimentos escaseaban, estas patatas se rehidrataban y se consumían.

Esta preparación local se convirtió en la base para el primer trampantojo creado en Mugaritz y en un juego, por imposible, universal: comer piedras.

Para convertir las patatas en piedras entraron en nuestra cocina el caolín y la lactosa, dos ingredientes desconocidos hasta aquel momento en gastronomía y que desde entonces no nos han abandonado. El caolín -una arcilla blanca con usos tan dispares como la fabricación de fibra óptica y explosivos, la industria farmacéutica o los tratamientos estéticos- se mezclaba con la lactosa -un sustituto del azúcar que tiene una textura similar- para envolver las patatas. Un color grisáceo terminaba de rematar el efecto.

Una vez que nuestras piedras estuvieron listas, el último paso fue hacer que los comensales, que acudían a Mugaritz con la idea de un almuerzo formal de cuchillo y tenedor, se las comiesen directamente con las manos, sin remilgos.

Gehiago ezagutu...