Montañas que entrañan nuestra razón de ser
15/03/1998
Podríamos haber abierto en un polígono industrial, pero las circunstancias nos llevaron al monte. A una antigua lechería, resguardada de los vientos gracias a las montañas y también al viejo roble que preside nuestro enclave
Sabemos que no habríamos llegado a ser lo que somos si el azar nos hubiese llevado a otro entorno.
Los primeros pasos de Mugaritz fueron transformadores, nos moldearon quizá más de lo que pensamos. Pusimos el foco en la frontera, esa que atravesamos varias veces al día, entre Errenteria y Astigarraga, que nos dio nombre (muga significa “frontera”) y con la que día a día nos identificamos cuando nos preguntan qué es lo que somos.
Llegar y observar cómo la niebla juega entre las montañas a acariciar los robledales y el pelaje de las ovejas o los prados salpicados de escarcha sin duda marca el trabajo que realizamos durante el día. Reuniones a la sombra de nuestra higuera, reflexiones bajo el roble centenario… El contexto cuenta.